20 ene 2011

Honor a los Ultras

UN POCO DE ROMANTICISMO

Todavía quedan héroes románticos en estos días tan fríos y materiales en los que nos ha tocado vivir. Como en las novelas de la época renacentista, donde los personajes se esforzaban por ser honrados, cultos e inteligentes, una pequeña multitud de jóvenes se aproximan por los fondos de los respectivos estadios semana tras semana con el fin de dar aliento a unos colores que para ellos significan la vida, y para otros sólo significan dinero, tráfico de influencias y portadas en los periódicos.

Se les ha tachado de todo por parte de los poderes fácticos: toxicómanos, ladrones, vagos, ignorantes, violentos...intentando socavar lo único honrado que queda en lo que antaño fue un deporte, y hoy sólo es un mísero negocio para gente que ni entiende ni respeta el fútbol.
Les da igual todo con tal de seguir al equipo del alma. Se les ha prohibido el acceso con los palos de PVC durante años (En Vallecas y en Bilbao), se les ha denegado el acceso con su calzado habitual (En Albacete), les han encerrado en una jaula (En Oviedo y en Madrid), les han expulsado de ciudades donde han acudido a ver a sus equipos (En San Sebastián, en Zaragoza, en Barcelona, etc...) y siempre se las han ingeniado para salir adelante. Con ese espíritu noble que sólo tienen los jóvenes de corazón se han repuesto a todos los golpes que día tras día, semana tras semana y año tras año se les ha lanzado desde todas partes.

Es impresionante ver a esa pequeña multitud en un día de partido lluvioso, casi torrencial, en su fondo de toda la vida, en su segunda casa...Otros no han acudido al partido, muchos lo están viendo por el maldito “Pago por visión” (¿No os suena a una especie de prostitución?), otros se han refugiado en las gradas cubiertas del Estadio, los peces gordos lo ven cómodamente sentado en sus asientos de cuero en los palcos...y ellos siguen ahí. Cuánto más fuerte es la lluvia, más fuertes son sus gargantas; cuanto más duro cae, más duros se vuelven ellos...Eso es una experiencia casi mística que sólo los que lo hayan vivido alguna vez son capaces de comprender, y que el resto de la gente, (la humanidad vulgar y corriente que sólo aspira a que no le echen de ese trabajo al que tanto odia, de irse de putas porque no aguanta a la parienta y de comprarse ese coche último modelo en el que te regalan el aire acondicionado) no logra entender.

Qué bello es verles en plena acción. Te retraes a la edad medieval, no observas a jóvenes desestructurados de comienzos del siglo XXI, ves en tus retinas poderosos ejércitos presentando sus señas de identidad al resto del público presente. Ese mar de banderas, esos bellos estandartes, esas grandes pancartas...

¿Porqué lo hacen?¿Qué les empuja a seguir a su equipo? Son jóvenes, ganan poco dinero en trabajos temporales o contrato de fin de obra, y la vida es muy cara y muy dura como para permitirse el lujo de viajar con el equipo. Por delante de un viaje les esperan los caros precios de las compañías de autobuses, largas horas en el interior de una “cafetera” con ruedas, precios desorbitados en las taquillas, incomprensión de los aborígenes del lugar, represión policial por doquier...Entonces, ¿Porqué lo hacen? Quizás sea por que anteponen la camaradería a la traición, la fidelidad al pasotismo, la pasión al aburrimiento, la acción al muermo, el sentimiento al dinero...Quizás sea porque recurren a palabras ya olvidadas en el diccionario de tantos y tantos.

Como me rio con esas noticias sensacionalistas de los medios de comunicación de masas. Como a los comunistas en la España franquista, da la impresión leyendo sus crónicas-cuentos, que a los ultras sólo les falta el rabo y los cuernos para ser el mismísimo demonio, y que me perdone el demonio, pero estos jóvenes dan más calor en sus estadios que él en su querido infierno.

Qué malos que son esos jóvenes que sólo piensan en beber, en drogarse y en pelear. Nunca se les ha ocurrido hacer nada por nadie, y claro, pobrecitos, así les va. Entonces me vienen a la memoria la lucha de esos aficionados en Cádiz y en Vigo para no perder sus puestos de trabajo y los de sus compañeros en los astilleros, esos aficionados de Pamplona, Bilbao y Vallecas organizando actividades contra el racismo, esos aficionados del Atlético recaudando fondos para los afectados por algún maldito huracán que arrasó poblados y poblaciones en América del Sur, esos locos de Vallecas actuando de piquetes en pasadas huelgas (Y acudiendo como grupo a las manifestaciones) en su barrio defendiendo los derechos de la denostada clase trabajadora, esos jóvenes de Avilés recogiendo juguetes para los niños más desfavorecidos de su localidad, y demás que seguro se me olvidan...

Sólo me queda recordar unas palabras que alguien escribió en la antigüedad y que seguro son fiel reflejo de estos “peligrosos locos”.

No te sientas esclavo aun siendo esclavo,
No te sientas vencido aun vencido,
Trémulo de pavor muéstrate bravo
Y arremete feroz aún malherido.
Ten el tesón del clavo enmohecido que,
Aun viejo y ruin, sigue siendo clavo.
Sé como Dios que nunca llora,
O como el diablo que nunca reza,
O como el robledal que en su grandeza,
Necesita el agua y no la implora.
Que ruja vengadora,
Aunque por el suelo ruede tu cabeza.

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